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La historia de Alfred Bernd

Raúl Dámaso y Gabriela Paingris

Mi nombre es Alfred Bernd. Nací el 2 de febrero de 1893, en Fráncfort del Meno (Alemania). Soy uno de los soldados componentes del ejército alemán. Hoy día 5 de junio de 1914, mis sensaciones son muy preocupantes, el estallido de la guerra está al surgir, presiento que no va a ser una guerra cualquiera, sino una guerra a nivel mundial, por un lado nosotros, los alemanes, partiríamos con la ayuda de Italia y Austria-Hungría. Frente a nosotros encontraríamos a Gran Bretaña, Francia y Rusia, esta organización fue creada en 1907, desde ese año las tensiones políticas e imperialistas han crecido más y más. A continuación escribo un relato que cuenta mi infancia, adolescencia y recuerda a mis padres, ya que por si esta guerra termina estallando, me gustaría que si yo no pudiese contar mi vida, alguien encontrase este
relato y la hiciese conocer. Comenzare hablando sobre mis padres; por un lado mi padre Bastián trabajaba en la industria y mi madre Clara en la industria textil. Se puede decir que éramos de las pocas familias que quedaban en las afueras de
Fráncfort, ya que nuestra situación económica no nos permitía mudarnos, por suerte vivíamos muy cerca de esta, nuestra casa estaría más o menos a una hora andando de la fábrica en la que trabajaba mi padre. Todas las madrugadas oía como se despertaban y se marchaban. Recuerdo que cuando tenía 6 años, apenas les veía, siempre estaban trabajando y yo me quedaba en casa solo. Con 8 años ya trabajaba en una fábrica con mi padre. Entrabamos a las 6 de la mañana y terminábamos a las 9 de la noche, teniendo en cuenta el trayecto que debíamos recorrer, nuestra situación era bastante delicada. Mi madre entraba a las 5 de la mañana y acababa a las 6 de la tarde, por suerte la fábrica en la que trabajaba estaba a 30 minutos de casa. Un año más tarde mi madre calló enferma, siempre trabajaba sin parar; finalmente su enfermedad le conllevó a la muerte. Ningún médico de los que la atendió le dio la atención necesaria, seguramente por su estatus social, eso despertó una gran rabia en mí, y a la vez me impulsó al deseo de hacerme médico. Pero con 10 años ya era lo suficientemente realista para saber que en mi situación social nunca lo conseguiría, ya que para empezar no disponía de enseñanza. Se puede decir que no disfrute de una infancia que cualquier niño sonaría. Poco después mi padre y yo nos mudamos a Fráncfort, encontramos una casa en uno de los edificios pertenecientes a un barrio
obrero a 5 minutos de nuestro lugar de trabajo. En 1909 con 16 años entre en el ejército, tras la muerte de mi padre. Recuerdo mis primeros días, andaba perdido, hasta que hice un amigo llamado Marco, teníamos la misma edad, los dos éramos valientes y nos parecíamos en muchas cosas, sobre todo en nuestra forma de ser y en nuestra infancia. En 1913 con 20 años comencé una relación con una mujer llamada Grate. Esta ha sido mi vida hasta el momento y espero que no haga falta que otra persona lea este relato en un futuro.


He encontrado esta libreta con mi historia empezada y creó que no hay mejor momento para continuarla. Si no me equivoco estamos en 1918, es el cuarto año de esta guerra que en mi opinión está basada en mentiras. En 1916 me convertí en coronel cuando los franceses atacaron nuestra trinchera y todos mis compañeros y superiores murieron, yo fui unos de los únicos en sobrevivir. Ese momento fue un momento crucial para mi ya que vi morir a muchos compañeros que se habían convertido en amigos y a gente con la que había pasado esos dos últimos años. A partir de ahí me mandaron como coronel al norte de Francia en torno al río Somme, fue un periodo duro, coincidió con un frio invierno, tuvimos muchos enfrentamientos con los franceses y británicos. Muchos de nuestros soldados murieron, pero el uso de
los lanzallamas y lanza-granadas nos permitían defendernos y ganar en numerosas ocasiones. Ese periodo de tiempo fue de los más duros, nuestros superiores nos ordenaban que realizamos ataques a todas horas sin tener en cuenta el peligro. Miles de hombres murieron, pero eso a ellos les daba igual, solo les importaba el que derrotásemos a los franceses y ganásemos el terreno. En ese momento comencé a plantearme si realmente íbamos ganando tal y como ellos nos iban contando. Mis superiores comenzaron a notar mi descontento con sus tácticas por lo que decidieron que era momento que probase la vía marina. Ellos decían que estaban escasos de soldados en la marina pero yo sabía que nos ocultaban información por lo que a todos los que sospechaban de esto los mandaban fuera con alguna escusa fácil de inventar.
Mi nuevo destino fue Wilhelmshaven una pequeña ciudad costera alemana, cuando llegué conocí al almirante Reinhard Scheer que fue quien me enseñó todo sobre la marina, me dijo que nos dirigíamos a la batalla clave que nos daría el Mar del Norte.


Recuerdo su tono de seguridad que nos impregnaba de fuerza y confianza a todos. Tuve un día para familiarizarme con este nuevo mundo ya que al día siguiente comenzamos nuestra ruta hacía Jutlandia. A mi me tocó ir en un Pre-dreadnought uno de los barcos más seguros según el almirante. Fue una batalla muy intensa, yo no
daba a crédito con la cantidad de barcos ingleses que había, nuestros barcos eran menos numerosos pero nuestro almirante nos aseguraba que eran mucho más resistentes. La batalla en si fue muy corta e intensa, ganamos nosotros a nivel de táctica, conseguimos derrotar a gran parte de la flota inglesa sin embargo no conseguimos derrotar a los ingleses del todo por lo que no conseguimos el Mar Negro y tuvimos que volver a Alemania con una sensación de derrota.
Tras la derrota nos mandaron directamente a Francia a un lugar llamado el “Camino de Damas” en el que tuvimos que luchar contra los franceses para conseguir una simple carretera en ruinas. Según nuestro superior esto nos daría una nueva victoria que contrastaría la entrada de Estados Unidos en la guerra. Fueron una serie de ataques en los que predominaba la fatiga y en el que se sentía el malestar de los soldados de ambos bandos, cada vez las jornadas se hacían más largas, las trincheras estaban más sucias y destrozadas y cada vez morían más soldados a causa del hambre
y de distintas enfermedades. Finalmente conseguimos derrotar a los franceses y la verdad que esta victoria no nos entusiasmo de la misma forma que solía hacerlo.

 

Los siguientes meses fueron sin duda los más duros para mi, recibí una carta en la que Grate me explicaba que había tenido que casarse con otro hombre ya que su familia creía que yo no le iba a solucionar la vida simplemente iba a ser un parásito que le impediría seguir adelante. Esto me cambio la visión que tenía en aquel momento, deje de pensar en un posible futuro y no encontré ninguna razón por la que temer mi muerte, ya había perdido todo lo que quería así que el mundo no me retenía de ningún modo. Transforme la rabia que sentía en fuerza en el campo de batalla, fui
mejorando y comencé a elaborar mis propias tácticas con la ayuda de mapas y planos antiguos. Mis superiores se percataron y al principio temieron de que esto supusiera un peligro pero poco a poco la curiosidad les llevó a interesarse más por mis planes hasta el punto de enviarlos a los superiores que se encontraban en Berlin. Hace dos meses mis superiores me avisaron que estaban interesados en mí en la base naval de Kiel, decidí aceptar la oferta y marcharme hacía una nueva experiencia. Mis días allí consistían en elaborar tácticas para sorprender a los británicos y
estadounidenses y ser capaces de destrozar sus flotas navales, fui capaz de llevar a cabo algunos planes que tuvieron mucho éxito. Esto fue una especie de vía de escape al dolor que me traía la pérdida de Grate. Comencé a pasar las noches en vela, deje de comer y conocí al whisky como aliado, mi salud empeoraba pero yo solo me centraba en el mapa de Europa y en conocer los movimientos de los británicos y estadounidenses. Mis compañeros comenzaron a preocuparse por mi y a avisarme que tanto trabajo no era bueno, yo no les hacía caso y continuaba en mis tácticas ya que estaba seguro que todos me envidiaban y a la vez me temían ya que era mejor que todos ellos. Todo cambio tres días atrás, el día de nochebuena, cuando por la noche comencé a toser sangre sin parar, me llevaron al hospital de Kiel en el que me
atendió un médico con urgencia, el diagnostico no fue el que me esperaba. Tenía la gripe, la temida gripe, la que llevaba meses matando a ciudadanos sin parar. Al recibir esta noticia me reí, ya que no daba crédito a que finalmente iba a morir de una simple gripe pero habré sobrevivido a miles de batallas y ataques.


He decidido contar mi historia porque me gustaría recalcar el hecho de que llevamos más de 4 años en guerra sin realmente saber porque estamos en ella, he hecho cosas de las que nuca estaré orgulloso. He matado a franceses mirándoles a los ojos y he disfrutado viendo como la sangre derramaba de su frente. He visto barcos llenos de tropas alemanas, francesas,alemanas.. hundirse al fondo del océano sin sentir ningún tipo de piedad. He disfrutado viendo el mal, y eso es algo que jamás me perdonaré, por eso si alguien lee esto alguna vez quiero invitarle a que luche por el bien y que luche contra el mal porque al final nunca sabemos lo que nos va a ocurrir, pero si morimos habiendo hecho el bien moriremos con una paz con la que yo no voy a poder morir jamás.

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